SINTESIS DE LOS PARLAMENTOS DE LA JUVENTUD
Intervenciones de los animadores (resúmenes)
Deleju, 5 de mayo de 2018.
1. La Juventud actual
Reconocemos el relativismo, la falta de compromiso y el individualismo brutal.
También reconocemos la superficialidad y la falta de trascendencia, y la pereza espiritual que lleva al relativismo.
Entendemos que estamos llamados a la entrega de la vida, a hacer un camino, que somos importantes y debemos ser motor, y que necesitamos oración y formación.
Queremos encuentros entre parroquias, movimientos y tener guías que de verdad nos ayuden a tener claridad en los temas que nos interesan. Nos ayudaría una propuesta de formación eclesial que nos uniera, o un calendario común para rezar por todos los grupos, parroquias o movimientos de jóvenes, como el calendario para rezar por los sacerdotes.
Queremos aportar en un cambio de look en las redes sociales y en el marketing de la Iglesia.
2. La sociedad actual
Reconocemos una sociedad desencantada e individualista que descarta y excluye, con falta de compromiso, sobre-estimulada y sobre-informada, que no acepta las críticas porque las entiende como un ataque a su libertad.
Hay un estereotipo social sobre la Iglesia que la sociedad rechaza, en el que quizá la Iglesia tiene parte de responsabilidad porque le falta actualizarse.
Además, los jóvenes en esta sociedad nos sentimos infravalorados, con falta de ilusión, compromiso o confianza en que se pueden generar cambios.
Pero vemos en la Iglesia una capacidad de generar unidad y comunión entre los diversos carismas, para poder llevar esto al exterior. Y en el Evangelio vemos cómo responder al mal con el bien, siendo siempre misericordiosos.
No queremos ser “cristianos de sofá”, no queremos amoldarnos a este mundo.
Queremos establecer redes entre nosotros que tengan un resultado en nuestra vida individual, parroquial y diocesana, con el horizonte de construir y no sólo hablar. Queremos dialogar con todos, saber escuchar y proponer con el espíritu adecuado, y queremos actualizarnos como Iglesia. Innovar, repensar y hacer las cosas de otra manera, para lo cual necesitamos más formación.
3. Estudios y mundo laboral
Reconocemos una falta de esfuerzo en las universidades y en las empresas para formarnos a los jóvenes como verdaderos profesionales. Además sufrimos la muchísima competitividad de este mundo laboral, muy enfocado al éxito personal y sin tener en cuenta el bien común. Nuestras incertidumbres en el mundo laboral nos afectan en nuestro desarrollo espiritual y personal.
El trabajo es un reflejo de nuestra fe, queremos marcarnos hitos en nuestra motivación de cada día. Más aún, es nuestra forma de poner a Dios en nuestra vida, de hacerle presente. “Me ayuda en mi día a día si me pongo en su presencia”.
Vemos que la comunión y nuestra unidad pueden hacer mejorar las cosas en esta sociedad.
Queremos que la diócesis y la Iglesia sean una herramienta de denuncia de la situación laboral injusta de muchos jóvenes, muy oculta en nuestra sociedad. Y queremos tener una formación en la vocación profesional y en la obra de Dios en nuestro día a día (con sacerdotes y laicos). Además vemos importante crear una plataforma de defensa de las oportunidades iguales del mundo laboral, de los derechos y de la dignidad de los trabajadores, especialmente de los jóvenes que acceden al mundo laboral.
4. La entrega de la vida
Creemos importantísimo evangelizar en actividades civiles, participar con un equipo de fútbol propio en la liga del distrito o poner una caseta de la parroquia en las fiestas del barrio o del pueblo. Intervenir y ofrecer la palabra de la Iglesia en los foros de participación ciudadana, en donde se toman las decisiones, y que nuestra opinión importe. Queremos entrar en la junta de la facultad, o en los debates para mejorar la situación de los vecinos de cada lugar.
Apostamos por fomentar los encuentros interparroquiales, diocesanos, y por fomentar espacios para compartir y conocer qué pasa alrededor, ofreciendo testimonios, no sólo de grandes ejemplos (grandes santos, misioneros, sacerdotes o religiosas) sino nuestros propios pequeños testimonios de entrega a los demás, desde la cercanía. Queremos visibilizar más la entrega propia de los cristianos, darla a conocer. Como se ven también lo que hacen otros, visibilizar lo que nosotros hacemos, y tener más formación ante cómo amar, cómo entregarnos, cómo responder cada día a nuestra vocación, cómo vivir cristianamente nuestra vida cotidiana.
Queremos crear y ofrecer voluntariados de Iglesia, con el sentido y la profundidad propios nuestros, así como promover más evangelizaciones del tipo ULEN, anuncio, o misiones populares, en las que se dé realmente el diálogo con otros, y que nos lleve a evangelizar en nuestros propios ambientes.
Sin duda, apostamos por promover a todos los niveles el acompañamiento espiritual.
5. El compromiso social y político
Tenemos una inquietud para hacer unas sociedad más justa, pero es cierto que vemos muchas ocasiones en las que podemos hacer poco, o en las que se pone de manifiesto que los jóvenes de hoy en día tenemos concepciones muy diferentes de lo que es la justicia o la forma de conseguir una sociedad más justa. Nosotros entendemos que el fin no justifica cualquier medio.
Vemos positivo el pluralismo, en cuanto a opiniones, porque enriquece, pero está claro que implica un reto, y que muchas veces se generan problemas cuando intentan imponernos una cultura muy concreta. En la Iglesia se ve que es posible el pluralismo, pues existe en el mundo entero, y en sí abarca muy diferentes personas o estilos.
En todo caso, desde nuestra experiencia de Iglesia, desde nuestra propia familia, creemos que no sólo debemos ser ciudadanos en nuestra sociedad, sino Buenos ciudadanos. Y esto con hechos. Nuestra manera de entender la libertad es distinta (no es hacer lo que nos dé la gana), y nuestra vivencia de la fe en comunidad, amando al prójimo, es importante que la podamos poner en juego y dársela a otros, para transformar esta sociedad. Debemos y queremos ser una luz e iluminar nuestra sociedad.
Queremos que la Iglesia se aproxime al mundo y pueda bañar al mundo, no siendo tibios, no siendo cristianos a medias, y pasando a la acción. Queremos una Iglesia cercana, que favorezca encuentros reales entre las personas, que ofrezca formación, y mueva a evangelizar, y que respete al no creyente o al distinto. Queremos una Iglesia que fomente la vocación entre los jóvenes, que nos ayude a no evitar el compromiso sino a entenderlo como parte de nuestro ser cristiano. Todo ello nacerá de la oración.
6. Voluntariado y caridad
Vemos esencial analizar las diferentes realidades sociales de cada barrio y parroquia, así como trabajar el voluntariado desde la significación que tiene, desde la persona atendida. También queremos resaltar la gratuidad del compromiso de voluntariado del cristiano.
Vemos esencial que existan espacios para compartir las experiencias de voluntariado, acompañados siempre por un referente espiritual (un religioso o un laico), así como que se imparta una formación continua, que nos permita crecer en la realización de un voluntariado específico y cada vez más efectivo, más fecundo.
Sin duda, la sensibilización en el voluntariado debe estar integrada en los contenidos de los grupos de fe, en los itinerarios de formación cristiana o de catequesis.
Planteamos que existan a nivel parroquial siempre actividades de voluntariado y de caridad, fomentando nuestra vocación misionera; que existan mesas de jóvenes a nivel de arciprestazgo o en cada barrio, donde los jóvenes podamos coordinarnos en nuestro trabajo de voluntariado y poder llevar representantes a nuestra vicaría o a la diócesis; y que exista el modo de comunicar y difundir todo cuanto hacemos a nivel local, así como el modo de que los jóvenes podamos lanzar nuevas propuestas según las necesidades de todo tipo que existan, junto con otras personas creyentes o no creyentes o de cualquier religión.
7. La ecología
Sabemos que la situación es urgente y hay que tomar conciencia de cómo están las cosas, y aceptar el compromiso que nos está exigiendo la “conversión ecológica”. Sabemos poco de esto, pero reconocemos fácilmente nuestro impacto en el medio ambiente y en los demás. Con todo, nos abruman los cambios que habría que acometer. Tenemos actitud y predisposición, pero nos falta ponernos manos a la obra y tener más medios para cambiar las cosas.
Caminamos con alegría, cantando, para ayudar según nuestras posibilidades, y queremos hacer un mundo nuevo, salir de nuestra zona de confort. Entendemos que, mientras más vacío está corazón de los hombres, más necesita de objetos para comprar, poseer y consumir, y queremos ayudar a que esto cambie. Queremos que el cuidado de la creación de verdad suponga un cambio de paradigma, un modelo distinto de desarrollo que sea justo, solidario y sostenible.
Queremos ser ejemplo y dar ejemplo, desde nuestra familia, nuestra parroquia, y toda la Iglesia. Debemos limitar nuestro consumo a lo necesario, vivir de un modo distinto, fomentando vínculos de base ecológica entre las personas, de manera que caminemos juntos hacia un mismo fin, más justo y solidario.
8. La Iglesia
Es un momento de adaptar la Iglesia a los tiempos actuales. Adaptar el mensaje es sobre todo ayudar los demás a entenderlo. Queremos tener una sensibilidad nueva para con los primeros momentos de acercamiento a la Iglesia: saber acoger. Queremos promover un nuevo conocimiento de la Iglesia, desde el propio testimonio, y profundizando nosotros mismos en nuestra propia fe.
Desde luego que necesitamos conocer la Palabra de Dios mucho más y ser testimonio de ella. Tomarnos en serio la formación y ser activos en nuestro propio camino de fe. Realmente Jesús nos llama a evangelizar hoy y nosotros somos el reflejo de Cristo para los que nos ven, somos la herramienta perfecta para reflejar a Cristo y sabemos que sobre todo es nuestro testimonio como jóvenes el que puede despertar inquietud en otros jóvenes.
Para ello necesitamos formación continua, queremos entender la Palabra, oración de jóvenes, grupos en las vicarías, momentos de intercambio y de dar pasos en nuestra propia fe. Tener jóvenes coordinadores de la pastoral juvenil en la parroquia, en el arciprestazgo, en la vicaría, y tener más parlamentos donde seguir compartiendo nuestras inquietudes. Incluso tener una página web diocesana (tipo Facebook) con el contenido de la pastoral juvenil de las distintas zonas que nos permita conocernos, participar unos en las actividades de los otros, y darnos a conocer mejor.
9. Afectividad y sexualidad
Vemos con perplejidad la banalización y desligamiento entre amor, sexualidad y afectividad. También vemos que hay mucha gente en búsqueda, y nosotros mismos estamos en búsqueda. Entre nosotros surgen diferencias, dudas, lagunas, y querríamos conocer mejor la posición de la Iglesia con respecto a la homosexualidad o a las relaciones entre homosexuales, o sobre las relaciones prematrimoniales… Hay desinformación sobre muchos temas.
Además, por si fuera poco, vemos que a veces sabemos qué es lo correcto y lo adecuado y no entendemos porqué es tan difícil llevarlo a la práctica en nuestra vida concreta.
Sin duda, hay diversas formas de entender el amor en el mundo, y nosotros queremos volver a la esencial del mensaje de Cristo, y verlo desde la perspectiva actual… Es cierto que se ve a la Iglesia como una institución que juzga, que es restrictiva, y necesitamos otro lenguaje. Necesitamos otra forma de expresarse. Nosotros mismos, cuando llegamos al noviazgo teniendo muy claras muchas cosas, encontramos dificultad para vivir la castidad o llevar la teoría a la práctica. Necesitamos un acompañamiento concreto. Necesitamos a laicos en el acompañamiento y necesitamos acogida, un diálogo en el que no se nos juzgue.
Queremos formación en sexualidad, tanto para nosotros como para nuestros acompañantes. Formación en los “porqués” que nos ayude a entender lo que la Iglesia propone, y que incluya testimonios de vida, y charlas frecuentes, que no sean “de cabeza”, sino más bien “una formación del corazón”. Queremos ayudar a todos los jóvenes, haciéndoles conscientes de que un amor mal vivido trae malas consecuencias, y mostrándoles el camino del más bello amor.
10. Ocio, tiempo libre y mundo digital
Vemos que es urgente concienciar a todos los jóvenes de cómo utilizar y evangelizar las distintas redes sociales.
Queremos difundir mejor las actividades de la Iglesia, compartir las experiencias de parroquias o vicarías relacionar más a todo el mundo y acercar más la Iglesia a todos, a los católicos y a los no católicos. Vemos que el tema de los audiovisuales es imprescindible y creemos necesaria una formación que conciencie: charlas sobre redes sociales.
Es clave saber descansar, encontrar ratos tanto de oración como de tiempo libre, y saber gestionarlo. Organizarse. Encontrar ese tiempo de descanso y compartirlo. Vemos que se da una desconexión entre ese descanso y los lazos verdaderos de amistad. Queremos lanzar un mensaje para organizar el tiempo libre y que sea productivo, que sea fecundo. Los cristianos debemos ser gente activa y no “de sofá”… por eso queremos fomentar la educación en redes tanto para los padres como para los hijos. Podemos vivir el tiempo libre y no sólo encerrados en el “yo” y en el individualismo…
Es necesario que haya siempre un equipo profesional que lo lleve a cabo, y que se vaya educando a todos en cómo comunicar y evangelizar, usando las redes y dando testimonio de cómo vivir el tiempo libre.
Frases finales de jóvenes:
“Todo cuanto hacemos está orientado a la Eucaristía, sale de ella y tiende a ella”
“Queremos hacernos cargo de los problemas de nuestro mundo, de España. Queremos dar a conocer la Doctrina Social de la Iglesia”
“Todo parte de fortalecer la vida espiritual”
“Incluso en la Iglesia caemos en el individualismo… cuando no está de fondo Jesús. Me centro en mis problemas y no veo más allá”
“El hombre es un ser social por naturaleza. Necesitamos a los demás para todo. Necesitamos especialmente de Jesús. Por eso la respuesta es la comunión, que es en la comunidad y que es en la Eucaristía”
“Debemos exigir una formación de calidad y luego ser los líderes que traigan a otros jóvenes a esa formación”
“Es importante hacer algo en las redes… pero esto exige un liderazgo y tirar de los demás. Y exige también que haya profesionales dedicados a ello”
“No somos el futuro, somos el presente”
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Intervenciones de los señores obispos (resúmenes de las intervenciones de los animadores)
Deleju, 5 de mayo de 2018.
Mons. Jesús Vidal
- Descripción de una sociedad frágil en la que los jóvenes sienten la necesidad de un compromiso y una entrega reales
- Existe un rechazo del mundo al que los jóvenes quieren responder con una palabra formada, profundizando en las razones, dialogando con todos, como Iglesia, y a la vez siendo acompañados en este diálogo para poder vivir como auténticos testigos
- Da miedo, pero el deseo es muy grande y crece en los jóvenes la certeza de que las cosas se pueden cambiar
D. Carlos Osoro
- Certeza de estar inspirado por Dios
- Gracias porque el trabajo es de toda la diócesis y como diócesis
- Sensibilidad nueva, unidos los diferentes
- Los jóvenes de Madrid van a aportar mucho a toda la Iglesia
Mons. José Cobo
- Es claro el deseo de poder salir, de entrar en los foros civiles, de hacer presente la voz de la Iglesia en los lugares comunes (de todos).
- La aspiración es ¡a lo mejor! ¡A una auténtica conversión!
- Coincidimos con inquietudes formuladas ya en los Parlamentos de vicaría: por un lado la necesidad de formación, en los diversos temas, y con mucha insistencia; por otro lado la necesidad de acompañamiento, de testigos, de la ayuda de guías, de referentes, que sean útiles para la vida práctica, que sean cercanos, que sean útiles para el día a día.
- Quiero subrayar también varias actitudes de los jóvenes: la unidad entre todos, la cercanía y la acogida, sobre todo a los nuevos, y la justicia, no ser indiferentes a la injusticia, comprometerse.
Mons. Jesús Vidal
- Gracias por empezar este camino, por encender una luz y ser testigos en este mundo.
Mons. José Cobo
- Ha aparecido un tesoro que justifica el empeño por una mejor acogida: el tesoro es pertenecer a la Iglesia, por eso acoger es tener una sensibilidad con la gente que viene, saber que es gente en búsqueda. Hay que cambiar la imagen que tienen de la Iglesia, porque es una Iglesia que juzga, que restringe, y que no sabe comunicar.
- Hay que adaptar el mensaje al hoy. Eso exige nuevos testimonios, ir a la esencia del Evangelio y una mejor difusión.
- Hay una nueva presencia laical y una conciencia de la vocación y de la capacidad de acompañar de los lacios.
- Estoy viendo la sensibilidad por la unidad, por el encuentro entre todos, por estar con la gente del mundo, por participar en el tiempo libre y por valorar el don del descanso. Y es que no tenemos tiempo. Hay que tenerlo y saber gestionarlo y compartirlo. Hay que evangelizar el tiempo.
- Y vuelvo a lo de escuchar, a lo de los encuentros, la formación y el testimonio, porque lo habéis dicho en todas las propuestas de una u otra manera.
- Y también subrayo lo de las plataformas para una mejor presencia pública, para acercarnos mejor a otros, para mostrar nuestra cercanía en lo civil, en lo digital, para llegar a todos.
- Y claramente hay que mejorar la coordinación. Esa es una gran línea de trabajo.
- Lo que habéis hablado de que esto que estamos haciendo tiene futuro… ¡no va a ser humo! Os lo prometo. Resumo en tres cosas:
- Esta es una experiencia de diócesis: llevadlo a vuestros sitios. No esperéis a que otros os lo digan. Inventad cosas. Tirad adelante. Movilizaos. Cuidad la diocesaneidad.
- Vivid intensamente. Vivid vuestra vocación laical. Este espacio es vuestro por la llamada de Dios. Desde el Bautismo. ¡Adelante! ¡Sed motores de cambio ahora!
- Construid comunidades cristianas. No anunciamos solos, no trabajamos solos, no cambiamos las cosas solos. Construid comunidad cristiana y sed rostro de la Iglesia. - Decid lo que pensáis. Os lo pido. Decidlo y llevadlo a la práctica.